El tacto rectal es una exploración médica fácil de realizar, rápida e indolora que permite detectar anomalías en la próstata: hiperplasia benigna de la próstata (HBP), prostatitis (una infección), la presencia de nódulos, verrugas, o cáncer. No obstante, despierta mucho recelo entre los varones que se muestran reacios a acudir a la consulta del urólogo.
Médicos y asociaciones de pacientes están implicados en concienciar a la población de que las revisiones urológicas son tan necesarias para los hombres como las revisiones ginecológicas para las mujeres. En definitiva, pueden salvar vidas. Y cuando hablamos de cáncer de próstata, debemos recordar que se trata del cáncer más frecuente entre los hombres.

Sin duda, el diagnóstico precoz es esencial para aumentar las probabilidades de curación ya que este tumor no presenta síntomas en las fases iniciales. Acudir al urólogo una vez año permitiría detectar a tiempo más del 90% de los cánceres de próstata.

¿En qué consiste la revisión urológica?

Ante la presencia de síntomas que nos alertan de un aumento en el tamaño de la próstata, olvídate de todos los tabús y solicita una visita con el urólogo quien te realizará las siguientes pruebas (no necesariamente todas) para determinar el origen del agrandamiento de la próstata:

El tacto rectal es una sencilla exploración física que se realiza en la consulta, que apenas dura un minuto y que permite al facultativo obtener una información muy valiosa.

Debes estar tranquilo ya que así los músculos del esfínter anal estarán más relajados facilitando la palpación.

Para realizarte el tacto rectal, el doctor te pedirá que te coloque en una de estas posiciones: de costado con las rodillas hacia arriba, de pie inclinado hacia adelante y con las caderas ligeramente flexionadas o bien apoyando rodillas y antebrazos en la camilla.

Se colocará guantes y lubricante para introducir un dedo a través del ano y palpar la próstata.

¿Para qué se hace el tacto rectal?

Mediante el tacto rectal el urólogo comprueba:

  • la existencia de nódulos o irregularidades en la superficie de la próstata,
  • si hay alteraciones en los bordes de la glándula,
  • si se percibe un aumento de la consistencia,
  • o si la palpación resulta demasiado dolorosa lo cual puede indicar presencia de una infección.

Pueden ser unos momentos incómodos o desagradables, pero no causa dolor. Ten en cuenta que la mayoría de los casos la inflamación de próstata es benigna y sus molestias desaparecen con una operación de próstata.

La determinación del antígeno prostático en sangre (PSA, por sus siglas en inglés) se realiza mediante un simple análisis de sangre en el que se miden los niveles de PSA, una proteína que únicamente se encuentra en la próstata. En general, se considera normal un nivel de PSA de 4ng/ml o inferior.

No obstante hay que tener en cuenta que determinadas actividades pueden aumentar los niveles de antígeno prostático en sangre, como por ejemplo: pasear en bicicleta durante un tiempo prolongado, haber mantenido relaciones sexuales, padecer estreñimiento y el consumo de ciertos medicamentos.

Para completar el diagnóstico el urólogo también puede solicitar:
  • un análisis de orina para descartar la existencia de una infección,
  • una ecografía transrectal permite ver la próstata, su tamaño, los límites, las distintas zonas en que se divide así como detectar la presencia de nódulos o calcificaciones,
  • una ecografía transuretral que se emplea para medir el volumen de orina que queda retenido en la vejiga,
  • una cistoscopia, que consiste en introducir a través de la uretra una sonda muy fina con una cámara en su extremo y se va introduciendo suero para visualizar bien la vejiga.

Normalmente, para diagnosticar una hiperplasia benigna de próstata o agrandamiento de la próstata no será necesario someterse a todas las pruebas y con una operación de próstata como la reducción con Láser Verde, una técnica segura e indolora,  se solucionarán las molestias para siempre. El tacto rectal es la primera exploración que se realiza ya que ofrece información de gran valor para el urólogo que le permitirá saber si va a necesitar otras pruebas o no.

Recuerda que a partir de los 50 años debe someterse a revisiones urológicas de forma periódica y si en su familia hay antecedentes de cáncer de próstata deberá empezar a partir de los 45 años.

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