Una de las formas mas eficaces para combatir la obesidad sin cirugía es el balón intragástrico, un metodo infalible que ayuda a la perdida de peso y a mejorar los hábitos alimenticios de quienes se someten a este procedimiento.
En qué consiste el balón intragástrico
El balón intragástrico se trata de una especie de globo de silicona suave y expansible, que se inserta en el estómago mediante endoscopia, a través de la boca. No requiere ningún tipo de anestesia ni de cirugía, y el proceso no dura más de media hora. Una vez colocado en su sitio se rellena de una solución salina estéril que permite que el balón intragástrico flote en el interior del estómago. Por supuesto, debido al tamaño que alcanza no puede salir fuera de esta cavidad. Además, el líquido utilizado es azul para detectar una posible fuga mediante la orina.
El paciente permanecerá unas horas bajo vigilancia médica y después obtendrá el alta. Es preciso que se someta a diferentes revisiones para cerciorarse de que todo vaya según lo previsto. Antes de los 8 meses el dispositivo deberá ser retirado, siguiendo el mismo proceso que se empleó para su colocación.
Quiénes pueden utilizar el balón intragástrico
El balón intragástrico está pensado para todos aquellos que padecen obesidad, ya sea moderada, severa o mórbida, en quienes no les ha funcionado ningún otro método para bajar de peso. Es el paso previo antes de optar por la reducción de estómago, una técnica quirúrgica que conlleva más riesgos.
El balón reduce considerablemente el apetito del paciente puesto que le lleva a sentirse saciado antes. Sin embargo, no es suficiente para que cumpla su objetivo, el tratamiento debe ir acompañado de una dieta adecuada que consiga que la persona adquiera unos buenos hábitos alimentarios, claves para que los resultados obtenidos se mantengan en el tiempo.
Qué sucede una vez colocado el balón intragástrico
Aunque es una intervención sencilla y, por cierto, también indolora, requiere un seguimiento posterior: hay que controlar que no exista ningún tipo de complicación, supervisar la dieta y estar pendiente de ciertas enfermedades como la hipertensión o la diabetes.
Puede que te preguntes cómo te vas a sentir después de la intervención. Es normal que los primeros días padezcas ciertos problemas digestivos, diarreas, náuseas o vómitos. No olvides que acabas de alojar un objeto extraño en tu estómago por lo que estos síntomas no deben alarmarte, pero aun así es importante que se lo comuniques al equipo médico que lleva tu caso.
Es importante que en las primeras 24 horas no realices ningún esfuerzo físico. Aunque no va a ser necesario que permanezcas en el hospital, sí debes hacer reposo en tu hogar y en ese período ingerir únicamente líquidos.
A continuación y durante dos o tres días podrás incorporar alimentos que no sean sólidos, como sopas, cremas o zumos. Por el contrario, es importante que evites el alcohol, el café, los refrescos…
Entonces será el momento de pasar a la alimentación sólida, pero siempre tomando en consideración los efectos que produce la introducción de cada alimento. Es decir, el ritmo lo va a marcar el modo en el que tu cuerpo los asimile. No tengas prisas por volver a comer de todo, ese momento llegará, pero no olvides que ya no será como antes, ahora vas a aprender la manera correcta de alimentarte.
El éxito del balón intragástrico
Resulta evidente que con la colocación del balón intragástrico perseguimos la pérdida de peso, que suele ser de entre 20 y 25 kilos, aunque depende del caso. Algunos pacientes han llegado a bajar hasta 50 kilos.
Pero el mayor éxito que vamos a lograr es modificar esos malos hábitos alimenticios que en la mayoría de los casos nos llevaron a tener obesidad.
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